Jacques Loussier Trio
Obras de J. S. Bach, A. Vivaldi, E. Satie y M. Ravel.
Presentación en el Teatro Coliseo
El Jacques Loussier Trio aportó un nuevo matiz a la brillante temporada del Mozarteum Argentino.
El conjunto francés, que había nacido en 1959 como «Play Bach Trio», se disolvió veinte años después, luego de haber obtenido numerosos éxitos en salas de concierto y a través de grabaciones.
Jacques Loussier no se dejó vencer por las circunstancias y recreó el grupo en 1985 (tricentenario del nacimiento de Bach).
El actual Jacques Loussier Trio está conformado por Jacques Loussier en piano,
André Arpino en percusión y Benoit Dunoyer en contrabajo, tres excepcionales instrumentistas que, dentro del estilo «crossover», se especializan en un energizante mix de música clásica y jazz con personalidad propia.
Si bien Bach ha sido motivo de los mayores « tratamientos» del conjunto últimamente, Loussier ha intensificado sus búsquedas incorporando ideas tanto del rock como del jazz y de la música clásica contemporánea.
Así, la sonoridad del trío es compacta y nunca deja de lado la fuente de la cual se partió.
En el programa ofrecido ahora en el Coliseo, Loussier y sus músicos partieron del Bach del «Clave bien temperado» (Preludio N° 1), un paradigma de la conjunción entre el estilo barroco con su dinámica y belleza y los caminos bifurcados que a partir de él, con improvisaciones y exploraciones rapsódicas, llega al terreno jazzístico.
Esto mismo ocurrió luego en la «Pastoral en Do menor», también de Bach, con un solo electrizante del contrabajo pulsado por Benoit Dunoyer, con manos sabias, recurriendo sólo por tramos al uso del arco.
Los solos de cada uno de los tres músicos permitieron extensiones que en un caso derivaron en bossa nova o en el jazz europeo de muy buena cepa.
También los sets que tuvo el percusionista André Arpino lucieron su creatividad permanente y ni que hablar de mismo Loussier, un mago de manos refinadas y elegantes con una rítmica espectacular.
El Vivaldi de las «Cuatro estaciones» (El verano), el Eric Satie de la «Gymnopédie» N° 1 y el Maurice Ravel del «Bolero» pasaron asimismo por los procedimientos del Loussier Trío con igual fortuna.
Un Bach más como bis cerró un recital con dinámicas y vestimentas renovadas para músicas que nunca, en este caso, perdieron su esencia ni su verdadero esplendor.
Eduardo Giorello
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